El activo circulante es un aspecto importante de la contabilidad de una empresa. Supone todo tipo de recursos que la organización necesita a corto plazo. Gracias a ellos, puede hacer frente a pagos o a imprevistos que han surgido recientemente. Para comprenderlo, a continuación, se explica en qué consiste y su composición, entre otros aspectos.
¿Qué es el activo circulante?
Es el activo de la empresa que puede hacer líquido, es decir, convertir en dinero, en menos de un año. El nombre de circulante proviene de su naturaleza móvil. Es posible venderlo, utilizarlo o entregarlo a modo de pago de forma sencilla. Comprende una serie de bienes y derechos que pertenecen a la compañía, pero que no están inmovilizados, ya que están a su disposición para usarlos en cualquier momento.
En esencia, es el dinero que la empresa tiene disponible para usar cuando lo estime necesario. Este puede estar en cajas, bancos, existencias o en forma de deudas de sus clientes, las cuales puede cobrar en un corto plazo. Tal periodo de tiempo está dentro del presente ejercicio contable.
¿Qué compone el activo circulante?
Lo componen diferentes activos que deben aparecer registrados debidamente en la contabilidad de la empresa. Los más importantes son los siguientes:
- Existencias generadas durante la producción y que se venderán a corto plazo. Estas comprenden las de naturaleza comercial, materias primas, productos en curso, semiterminados y terminados u otros aprovisionamientos.
- Deudores comerciales y cuentas que aún estén por cobrar. Por regla general, es posible exigir su pago dentro de un periodo de tiempo corto.
- Inversiones financieras que vencen a corto plazo.
- El dinero presente en la tesorería, sin importar dónde se encuentre guardado.
- Periodificaciones sostenidas en el corto plazo.
- Activos no corrientes que están destinados a la venta, como puede ser una fábrica o unas oficinas y que se venderán en los próximos meses.
Además, estos activos se encuentran recogidos en diferentes apartados del plan general contable de la empresa. Las cuentas de cliente y deudores, las de existencias y las de bancos y cajas son las más importantes de todas.
¿Cuál es su valor ideal?
Lo ideal es que supere siempre al pasivo corriente para que la empresa disponga de liquidez. De otro modo, no sería capaz de atender sus deudas a corto plazo y caería en una situación de insolvencia. Es por esto por lo que se lo considera como un indicador de la fortaleza económica de una compañía. Se trata de una muestra de su capacidad de pago, la cual se pondrá a prueba durante las situaciones críticas.
Por esta razón, es importante cuidar y mantener en buen estado este tipo de activo. Si se fuera drenando poco a poco sin renovarlo, la compañía se enfrentaría a problemas graves que quizás no pueda resolver a tiempo.
¿Cómo se financia?
A la hora de financiarlo, es necesario disponer de un fondo de maniobra aceptable. Este forma parte del propio activo y se financia a través del pasivo no corriente, que está compuesto por recursos a largo plazo. Es preferible mantenerse en una situación de equilibrio que en una donde las deudas superen a la capacidad de hacerlas frente.
En definitiva, estos es lo que hay que saber del activo circulante. Su composición ayuda a que las empresas funcionen en el día a día y que no caigan en una situación de impago. Su importancia es capital, tanto que se ha convertido en elemento de evaluación del buen estado económico de la organización. Por tanto, al cuidarlo, los inversores se sentirán atraídos. Y en Aválam podemos ayudarte a conseguirlo.