La responsabilidad social empresarial es clave para que una empresa destaque por encima del resto. La gran mayoría de compañías grandes ya la han aplicado en su política, pero no se ha implantado de la misma forma en las pymes.
Ventajas de la responsabilidad social empresarial en pymes
Los consumidores son cada vez más exigentes con las empresas con las que tienen relación. Por ello, es fundamental conocer el grado de responsabilidad que genera, tanto en la sociedad como en el medioambiente. Desde Aválam, vamos a explicar las razones para implantar esta nueva política:
- Optimización de la reputación: La RSC ayuda a que la reputación de la compañía mejore y, en consecuencia, atraiga a nuevos clientes o inversores, quienes acabarán comprometiéndose en mayor medida.
- Cumplimiento: Los desafíos a los que se enfrenta la sociedad han hecho que los Gobiernos de todo el mundo adopten normas restrictivas y con limitaciones como, por ejemplo, las medioambientales. Las pymes tienen que adaptarse a los nuevos marcos normativos, ya que solo así estarán mejor preparadas para afrontar el futuro.
- Retención del talento: Los empleados que trabajan en pequeñas y medianas empresas que apuestan por el bienestar, la salud y el medioambiente, se sienten más satisfechos de trabajar en estas organizaciones. De tal modo, no se produce una «fuga» de talentos. Así, la empresa se convierte en un espacio estable.
- Ingresos: Las pymes que apuesten por políticas socialmente responsables pueden obtener mayores vías de ingresos como, por ejemplo, subvenciones o ayudas públicas. Además, hay entidades financieras que ya exigen cumplir con determinados requisitos sociales o medioambientales para lograr financiación.
Pasos para implantar la RSC en una pyme
Ahora bien, ¿cómo implantar una política de responsabilidad social empresarial en una pyme? El proceso no es fácil, de ahí que, en este artículo, facilitemos una serie de ideas que pueden ser de gran ayuda.
La evaluación inicial es el primer paso. Lo más recomendable es contratar a un auditor externo para que evalúe el impacto que puede tener en la sociedad las acciones de la empresa.
A continuación, hay que definir la política propia de la compañía en cuanto a responsabilidad social. Por ejemplo, establecer un código de no discriminación o contra el acoso sexual. Eso sí, la estrategia debe estar alineada con la actividad de la empresa en todo momento.
El siguiente paso es establecer las metas que se persiguen como, por ejemplo, la reducción en el uso del plástico o el ahorro energético. Es importante tener en cuenta que crear esta política e implementarla precisa una serie de recursos económicos y financieros que hay que prever.
No se trata solamente de crear esta política, puesto que, para alcanzar el éxito, es imprescindible formar a los empleados e involucrarlos en esta nueva etapa. Ellos serán las palancas del cambio, de ahí la relevancia de motivarlos y de que sean conscientes del grado de responsabilidad que tienen en este nuevo camino. Por nuestra parte, aconsejamos la creación de un pequeño comité que implique a todas las áreas de la pyme.
La responsabilidad social empresarial es sinónimo de transparencia y comunicación hacia empleados y proveedores. La política que se implante debe ser comunicada por medios transparentes y con un lenguaje claro y accesible para todo el mundo. Se pueden incluir los éxitos alcanzados y la progresión de los objetivos.
En conclusión, establecer un marco de responsabilidad social empresarial es clave para que una pyme pueda afrontar los desafíos del futuro, así como las exigencias y demandas de sus clientes. La apuesta por las personas, el respeto al medioambiente y la implantación de medidas sociales son los pilares de esta política.