La cultura empresarial positiva es un concepto que parte de la identidad de la empresa. Se trata de una forma de entender el funcionamiento que pone a las personas en el foco y se centra en apostar por ellas. Comprenderla y aplicarla permite construir un espacio de trabajo más amigable. Por ese motivo, desde el blog de Aválam, te explicamos cómo conseguirla.
Qué es una cultura empresarial positiva
Cuando se habla de la cultura en una organización se hace referencia a los valores, comportamientos y comunicación que define a una compañía. Es decir, la forma en cómo se interactúa entre todos los actores que conforman el ecosistema, de trabajadores a clientes o proveedores.
Apostar por un concepto positivo es incluir prácticas y acciones que reviertan en un mejor ambiente laboral. Todo ello conlleva a crear una personalidad de la empresa que se transmite hacia fuera de la misma y afecta a su imagen.
Las ventajas de apostar por este modelo de compañía
Elegir implantar este modelo en la empresa permite disfrutar de una serie de ventajas que atañen tanto al personal como al consumidor. Estas son algunas de las más relevantes:
- Diferenciarse de la competencia: Ofrece una imagen que aporta valor a los ojos de trabajadores y clientes.
- Atraer el talento: Un buen ambiente de trabajo es un extra para los potenciales empleados. Esto permite reclutar a los mejores talentos para la causa ofreciéndoles un espacio en el que sentirse cómodos.
- Generar fidelidad: Los empleados sentirán que forman parte y se implicarán en el buen funcionamiento de la compañía.
- Mejora la productividad: Un ambiente adecuado repercute en una mejora de la productividad.
- Llegar a nuevos clientes: La cultura de la empresa se refleja en la imagen que transmite hacia el exterior. Si es positiva atraerá a nuevos clientes que se identifiquen con ella.
5 técnicas para desarrollar una cultura corporativa positiva
Para lograr implantar una cultura positiva es necesario aplicar una serie de técnicas que ayuden a construir un espacio positivo de comunicación y trabajo. Es importante mantener la constancia y actualizarse para que se mantenga con el paso del tiempo.
1. Dar ejemplo
Los primeros en apostar por este modelo deben ser los líderes, que no los jefes. Serán el modelo a seguir por el resto de trabajadores. Su forma de hacer las cosas, su implicación y la transmisión que realizan de los valores de la empresa es fuente de inspiración para el resto.
2. Promesas de valor
La palabra dada debe cumplirse en todo momento. Si se ofrece algo a los trabajadores como aumentos de sueldo u otros beneficios es necesario cumplir con ello. Esto permite crear una sensación de confianza y compromiso totalmente beneficiosa.
3. Fomentar los valores de la empresa
Los valores de la empresa son la base de su cultura y su imagen. Es imprescindible tenerlos claros y saber transmitirlos a todos los miembros de la misma. Además, deben estar alineados con los objetivos y las estrategias.
4. Generar comunidad entre los trabajadores
El trabajo en equipo es clave para el crecimiento. Cada miembro de la compañía debe aportar al resto para que todo el conjunto mejore. Es necesario reducir la competitividad en favor de la motivación conjunta y la inspiración.
5. Un estilo laboral saludable
Ver a los trabajadores como personas es una de las bases para implantar esta cultura de empresa. Incentivar la comprensión y la empatía hacia los demás crea un ambiente sano. Los líderes y directivos deben afrontar y entender las emergencias familiares o las enfermedades de los miembros de su equipo.
La cultura empresarial positiva forma parte de la identidad de la empresa. Gracias a ella se genera un buen ambiente laboral que se transforma en un atractivo de cara a potenciales clientes y trabajadores. Para lograrlo solo es necesario aplicar de manera adecuada una serie de principios.
